El primer paso para el crecimiento personal es atravesar las 3 A´s:
-Autoconocimiento
-Autoaceptación
-Autovaloración.
No se puede tener una genuina autoestima si no se ha estado dispuesto a atravesar el umbral de un profundo autodescubrimiento, más allá de lo que la gente dice u opina de uno mismo, más allá de lo que los demás tengan ciertas “fachadas” o apariencias de quién uno es en realidad.
El proceso de autodescubrimiento no es una tarea ni sencilla ni práctica; se requiere de fuerza interna y de valentía para atreverse a descubrir aquellas facetas que incluso van en contra de quién se quisiera ser. Es una batalla entre el ideal del yo y la realidad.
La segunda trinchera que se tiene qué atravesar, después, es entonces la autoaceptación. Aceptarse tal y como se es, en la interioridad de uno mismo, en la intimidad personal, no para “ser” (o aparentar) para otros, sino para uno mismo, para entonces, con humildad, aceptar todo el paquete completo de quién verdaderamente somos, y para, aceptar con ello, la paradoja del dinamismo personal (la realidad de que continuamente estamos en transformación, pero no una transformación hacia dónde uno quiere, sino hacia donde el propio proceso nos conduce).
La última trinchera de este entrenamiento es la autovaloración. Coloquialmente conocida como autoestima, pero que es más fácil comprenderla desde la capacidad de apreciarse a sí mismo, de valorase a sí mismo; la persona que es capaz de autovalorarse es capaz de verse a si misma como valiosa, y como merecedora de una evaluación más realista, benevolente y compasiva.
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