La autogestión Emocional

La autogestión emocional es la habilidad más “deseada” de la inteligencia emocional.

Poder ser dueños de nuestras emociones, conducirnos hacia dónde queremos a través de ellas y aprovecharlas para vivir nuestros objetivos presenta un escenario apetecible y, para alguno, añorado.

Muchas veces confundimos autogestión con control, y la verdad es que las emociones, como respuestas fisiológicas no las podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es la respuesta condicionada, lo que viene después de la expresión de la emoción y la conducta que deseamos venga después de haber experimentado esa respuesta fisiológica (miedo, tristeza, alegría, miedo o evitación).

La gestión de las propias emociones está relacionado con poder parar y elegir:

a) Responder con una respuesta automática -aprendida/no pensada- cuando así SEA CONVENIENTE para mi bienestar y el logro de mis objetivos

o

b) Responder con una respuesta pensada, analizada, ponderada, dirigida, puesta en perspectiva, y que sea dirigida/pensada, hacia la elección de mi bienestar y el logro de mis objetivos.

La autorregulación se logra a través del trabajo de nuestros pensamientos (ya en otro momento hablaremos del trabajo con pensamientos disfuncionales), y del ejercicio de otras habilidades como la autodeterminación y la resiliencia.

Lo importante es que también se puede aprender a gestionar las emociones, necesitamos atrevernos, poner en práctica lo aprendido una y otra vez, permitirnos equivocarnos, aprender de los errores, intentarlo una vez más, y muchas veces más hasta que finalmente logro instalarse la autogestión como herramienta propia de nuestra personalidad.

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