La resiliencia se refiere a la capacidad que tienen las personas para adaptarse positivamente a situaciones adversas, aprender de ellas, superarlas y hasta dejarse transformar positivamente por ellas.
Se hace énfasis en la diferencia entre resistencia y resiliencia, porque en la resistencia, inspirados en el concepto de la física, es la misma fuerza lo que posteriormente provoca el quiebre de la materia. Así también la resistencia se puede aplicar a situaciones psico-emocionales, en donde la fuerza, la defensa, la resistencia, luego provocan que la persona, eventualemente, acabe “rompiéndose” o afectándose negativamente, hasta enfermar.
Por otro lado, igualmente inspirado en el concepto de la física de los materiales, la resiliencia hace énfasis en la capacidad de ciertos materiales a deformarse, para después recobrar su estado inicial. Así también si lo aplicamos a la dimensión psicoafectiva, se refiere a la capacidad que tienen ciertas personas para que en situaciones críticas o adversas puedan mantener su proceso evolutivo, su capacidad de adaptación y crecimiento, superar dichas situaciones y permitir la transformación positiva de ellas. Es como una especie de condición psicoafectiva de “amortiguamiento”, en donde las situaciones críticas no merman, sino que, por el contrario, parecen “nutrir” a la persona para potenciar, así, su proceso evolutivo.
Como revisamos en la conferencia, los estudios revelan que son 3 áreas las que las personas resilientes desarrollan para, integrándolas, poder experimentar las situaciones de crisis y dejarse afectar positivamente por ellas. Éstas áreas son:
a) Recursos Externos
b) Fuerza interior
c) Recursos personales.
Los recursos externos se refiere a la capacidad de tener consciente y presente todos los aspectos de los que uno puede echar mano en una situación de adversidad o de crisis: amigos, conocidos, contactos, pasos a seguir para solicitar servicios de cualquier institución (publica, privada, de información, servicios de salud, legales, financieros), o cualquier otro escenario que represente apoyo para la resolución de una situación crítica. Responden a la frase: “yo tengo…” amigos, los datos de tal institución, los datos de tal página de internet, etc.
La fuerza interior se refiere a un proceso complejo de autoconocimiento, de autodeterminación, de autoaceptación, de autoconsciencia. Está relacionado con la consciencia de la propia identidad, quién uno es, lo que es importante -prioridades- para cada uno, y la síntesis de lo que uno ha sido a lo largo de la propia historia y la suma de las experiencias personales vividas. Apela a una faceta de la personalidad estable y constante a lo largo del tiempo, y se refiere a lo que ya en otros momentos hemos referido como la FUERZA AAA. Responde a la frase: “Yo soy… ” una persona confliable, una persona de palabra, una persona perseverante, una persona empática, respetuosa, sensata, generosa.
Los recursos personales se refieren a las habilidades de afrontamiento del estrés que alcanzamos a presentar en el momento de la crisis, junto con nuestra disposición de gestión emocional y la capacidad de solución de conflictos. Está relacionado con la inteligencia emocional y con la capacidad de poder resolver problemas efectivamente, que estará directamente relacionado con el sentido de autoeficacia. Apela a una faceta de personalidad más flexible pues se va modificando con los problemas que se puedan ir resolviendo, es una faceta de personalidad relacionada directamente con la capacidad de aprendizaje. Responde a la frase: “Yo puedo… ” resolver este problema que se parece a la situación que viví hace unos años, yo puedo platicar frontalmente con esta persona/cliente porque ya lo he hecho en otras circunstancias previas, ya se cómo salir de esta crisis porque me pasó algo similar previamente.
Dos aspectos que valdría la pena subrayar en esta síntesis de la resiliencia:
- La variable que está más significativamente relacionada con la resiliencia es la CAPACIDAD PARA PEDIR AYUDA. Es importante ser humildes y poder identificar cuándo una situación rebasa las propias capacidades. Requiere de un gran sentido de integración, madurez y salud mental poder ejecutar las acciones que sean necesarias para dirigirnos hacia la búsqueda del cuidado de nuestro bienestar físico, psicológico, mental y espiritual. El pedir ayuda nos reconoce como seres sociales, además que nos ubica en esta realidad de necesidad logística o afectiva de otros y que nos conecta directamente con nuestra humanidad y nuestra capacidad de salir de nosotros mismos, y eventualmente con nuestra trascendencia.
- No puedes olvidar que en cualquier situación de crisis, TODOS LOS DÍAS SE PUEDE HACER ALGO. Hacer algo disminuirá la ansiedad y te reconectará con la sensación de control, aún cuándo ese control sea pequeño y parcial. El hacer algo te acerca a la solución que llegará algún día. Ese algo que puedes hacer todos los días abarca un abanico enorme de posibilidades: desde dirigirte en pasos pequeños hacia la solución de tu problema con estrategias concretas y específicas, hablar con alguien, buscar el contacto de un profesional, solicitar información, leer respecto de algún tema relacionado con la problemática, informarte, buscar la contención emocional de un profesional o algún conocido, hasta escribir cómo te sientes, salir a tomar una caminata de aire fresco, alimentarte o hasta asearte. Acuérdate que también existen situaciones en las que el “hacer algo” implica aceptar la situación que nos está tocando vivir, y poner en práctica los valores de actitud, es decir, elegir cómo queremos vivir aquello que nos toca vivir.
Pero este es tema de otro capítulo: Sentido de Vida, en donde hablaremos de los valores para encontrar sentido a la vida, entre ellos, los valores actitudinales.
No te la pierdas!